martes, 20 de diciembre de 2016

Anhelo de la tormenta primigenia.

Células sintetizando nutrientes, neuronas haciendo sinapsis
Pulmones que toman aire, pulmones que expulsan aire
Fluidos que recorren el cuerpo
Corazones que bombean sangre, odio y amor
Cuando dicen que la vida es acción lo dicen hasta en su sentido más biológico.


Átomos que chocan, reaccionan y fusionan
Moléculas que danzan el espacio infinito
Ondas en el aire y el polvo estelar que somos
Cuantos viajes da la vida antes de ser vida
Será que de tantas vueltas que da mi cabeza tengo ideas algo mareadas

Un poema sin ganas
Una música sin emoción
No sé ejecutar el silencio con tanto ruido en mi cabeza
Palabras que se sueltan de la mano
Mis poemas sueñan con una música que no les puedo dar.

El insomnio corrompe al pensamiento
Lo vuelve propenso a la simpleza y la repetición
No se puede pensar sin el olvido
Lo aprendí de Funes, lo aprendí de Borges.

Quiero desear la metafísica
Tener ambiciones ontológicas
Quiero retornar al origen
Ser el principio
Ir hacia aquello que desencadenó todo
La tormenta primigenia de la cual provengo
Mi caos inherente
Mi desorden inmanente.

jueves, 24 de noviembre de 2016

Inevitablemente soy.

Soy una trama de obsesiones, una repetición de mañas.
Un autómata emocional de lágrimas y sonrisas robotizadas.
Soy la deidad endeble de mi universo frágil.
Un mecanismo de engranajes flojos, de tornillos desaflojados.
Soy el que flaquea y tiembla ante la vida.
Un pobre imbécil jugando a comerse el mundo.
Soy el que ruge como león mientras mi corazón ronronea.
Un animal idiotamente asustadizo que juega al dinosaurio.
Siento como se me oxidan los pulmones de tanto respirar esta atmósfera paródica.
Quiero activar mi costadito revolucionario pero mi mente es la de un gil de este tiempo irónico.
Soy un payaso más que ríe cínicamente mientras se le pudre el mundo.
Animal de naturaleza pesimista, de ferocidades y bestialidades light.
Soy una congregación de carencias, un hueco que no se llena.
Soy pensamiento disperso, de conducta patológica, de acto reflejo lento superlento.
Soy potencialidad sin ganas de ser potencia, energía que se pierde masticando aire.
Soy, inevitablemente soy, pero siento que no existo.
Soy, inevitablemente soy.

martes, 22 de noviembre de 2016

El Word, el teclado, el grillo y yo.

La hoja en blanco me mira y dice « ¿Y…qué onda? ».
El cursor titilante, canchero y desafiante.
El mugroso teclado con su mugroso alfabeto.
Las letras tan ellas en su mismidad, tan poco solidarias no queriendo juntarse para formar palabras.
Luego de mucho esfuerzo mental-espiritual, luego de revolver en la vacuidad, encuentro una frase.
La frase, no pudiendo ser de otra manera viniendo de la vacuidad, es vacua, insulsa, poco creativa, irrelevante…pero es algo.
El ruidito del tipeo irrumpe la repetida melodía del grillo.
Ese bicho de soledad arrinconada intenta también una música.
Pero el grillo tiene mejor suerte, su música si es música y no sólo silencio abstracto de vacuidad irrelevante.

domingo, 16 de octubre de 2016

Inmanencia Zen

Simplemente estar
Estar sin el pensar
Permanecer en la cómoda inmanencia del estar 


Quedarse a vivir en la hermosa quietud
En la hermosa quietud del existir

Superar el tiempo
Superarlo omitiendo los relojes

Encontrar la nada
Esa nada que en realidad es lo todo.

lunes, 3 de octubre de 2016

De aquella enfermiza infumabilidad

Sueños enfermizos, ideales patológicos, todo en mi tiende a la enfermedad.
Sentirme un fracasado, ser propenso al automaltrato, ser terrible gil conmigo mismo.
Mi alma se cansa, respira hondo, ya no me soporta más.
Todo es tan infantil, tan niñito llorón, todo tan maricón.

Me enredo en pensamientos confusos, mis ideas se enmarañan, sufro del exceso de razonamiento, me vuelco al inconsciente, todo en mi tiende a la demencia.
Sentir que no alcanza lo que soy, sentir que me muevo en el territorio de la mediocridad.
Mi alma se cansa, se agita, se acelera el corazón, cobra forma su padecer.
Todo es tan insoportable, tan irritable, todo tan infumable.

jueves, 15 de septiembre de 2016

Encontronazos con el Dasein.

Entrar en conflicto con el ser por una insignificancia, ponerse a discutir a los gritos con el ser, enojarse con el ser, querer cagar a trompadas al ser, reconciliarse con el ser, disculparse con el ser y que el ser no acepte tus disculpas. Entonces comenzar nuevamente el ciclo y enojarse nuevamente con el ser y recagarlo a puteadas, mandarlo a la mierda, que te mande él a la mierda y finalmente calmarse por la noche y abrazarse al ser en un gesto de tregua y amistad.
Pero no es fácil apagar un infierno de tal magnitud, no alcanza con gestos llenos de buenas intenciones, hay brasas encendidas y un nuevo incendio siempre es inminente. Cualquier chispita, cualquier palabrita dicha en tono irónico, cualquier sarcasmo seguido de una risita desata el fuego. Y de nuevo un encontronazo con el ser, un encontronazo con uno mismo.

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Pulsión de muerte.

Dejar que el ego me carcoma la empatía
Dejar que el diablo me robe la humanidad
Permitir la robotización del alma
Permitir la cuadratura en mi mente
Aceptar la frialdad en mi espíritu
Aceptar el invierno en mi corazón
Perder mi espacio
Perder mi alma
Perder mi espíritu
Perder autonomía en mis pensamientos
Perder calor y sentir como me transformo en hielo
Dejar
Permitir
Aceptar
Ceder
Perder
Sentir como me transformo en cadáver agusanado.

viernes, 9 de septiembre de 2016

Mecanismos

Ejecutar rituales cotidianos, encastrar las horas del reloj al mecanismo oxidado de mis días.
Tomar distancia de la praxis, tratando de insertar idiotamente la teoría del vivir.
El ser humano tiene la necesidad de complejizar lo simple, lo afecta una enfermedad llamada pensamiento. Las ideas se le aparecen en la mente, se acumulan, se encadenan y el lenguaje es simplemente un caño de escape.

martes, 30 de agosto de 2016

Obedientes desquiciados.

Desde la distancia cualquier gil parece piola, el tema es mantener la piolez en la cercanía.
Los boludos siempre quieren comerse el mundo, aun antes de aprender a masticar.
Cuál es la gracia de ir a tanta velocidad si en la lentitud las cosas se nos revelan con más profundidad.
La idiota virtualidad entorpece la real idiotez y la naturaleza patética se cuadriplica.
Ya no necesitamos que nos enseñen el mundo, pues hay un espejo que lo refleja, una pantalla ilusoria reflejando universos ilusorios. El ser humano se volvió un dibujito animado en un mundo paródico.
Qué quedará de lo que aún nos queda, si vamos más rápido que el futuro, en esta patética carrera hacia la nada.
Vamos veloces hacia un lugar llamado “no sabemos dónde”, queremos ser los primeros en ver la nada misma, queremos comentar la espectacularidad de la tan absurda vacuidad.
El delirio colectivo nos quiere instruir en la cordura, nuestras cabezas, sumisas y cuadradas, obedientes desquiciadas, incorporan sin esfuerzo la teoría caótica de la demencia.
El bodrio musical me empuja a los setenta, sonidos ásperos, ruiditos de guitarra, dejo entonces de escribir estas máximas pretenciosas y reflexiones rebuscadas y me relajo, suena Zeppelin.

miércoles, 3 de agosto de 2016

Turbulencia espiritual.

Los pies se cansan de tanto caminar sueños.
El corazón se frustra de tanto latir intenso.
El cuerpo no está preparado para tanta sensibilidad.

La mente se cansa de tanto pensamiento enredado, de tanta idea loca flashando ser poema.
El cuerpo no está preparado para tanta turbulencia mental.
Hay demasiado peso en el alma y lo que pesa es el vacío.

El futuro está cansado de tanto pasado no pisado.
El presente no está preparado para tanta proyección.

El cuerpo está cansado del reloj, de tanto minuto que se va.
La existencia se disipa, van desapareciendo los anhelos.

La vida no está preparada para tanta turbulencia espiritual.


martes, 12 de julio de 2016

Millón de monitos saltando.

Hay una tubería que lleva los miedos del inconsciente al corazón, una maquinaria perfecta que relaciona recuerdo y nostalgia, una fábrica procesando materia prima sentimental.
Hay en mi cerebro un millón de monitos saltando, sus simiescas naturalezas han irrumpido en la construcción intelectual, ya no soportan más los 4 millones de años de evolución, quieren comer, coger y volver a los árboles.
Hay en mi cara, de idiota universal, dos grandes ojos de perezoso existencial, una nariz fanatizada por el perfume del ayer, una lengua vomitando blablablas y orejas que no aprendieron a escuchar.

viernes, 1 de julio de 2016

¿Quién nos manda a estar pegados al suelo?

A mi cerebro soñador le hace ruido la palabra realidad.
Tengo un corazón haciendo preguntas que nadie contesta.
Mi pesadilla favorita es la de un mundo donde caben todos los mundos menos el mío.
Y me gusta pensar que estar al margen de todo tiene cierta ventaja.
Tengo sueños y consuelos tontos, tengo ilusiones bobas, tengo un niño incrustado en mi mente.
No puedo dejar de jugar a comerme el mundo.
Quiero desatar el nudo que me aprieta el alma.
Liberar mis fantasmas, asustar mis miedos.
Por eso recurro al lenguaje, recipiente de lo claro y de lo oscuro, de lo que puede decirse lisa y llanamente y de lo que sólo puede aludirse.
Y así, de pronto, de la nada, una estruendosa y rítmica melodía de libertad plañidera.
Y el texto y los paisajes se vuelven surreal:
Hay flores, arcoíris, barquitos de metal navegando en el aire.
Hombres dando saltos inhumanos, mujeres proyectando luz gracias a la fosforescencia de sus cuerpos.
La abrumadora complejidad de lo real no me deja pensar en las cosas simples. Debo necesariamente recurrir a los dragones azules y a la lluvia de amapolas.
¿Quién nos manda a estar pegados al suelo cuando existe la posibilidad de levitar?

domingo, 29 de mayo de 2016

Si le ponemos corazón.

Dios está en los detalles, en los más pequeños y confusos.
El diablo en el arte de meter la pata.
El alma está donde ponemos corazón.
El mal es una falla en el espíritu.
La vida vive cuando hacemos algo más que simplemente respirar.
La vida muere cuando no le ponemos corazón.
Somos una ficción inacabable, somos un cuento de terror.
Podemos ser poesía y canción pero sólo si le ponemos corazón.

lunes, 9 de mayo de 2016

Danza

La vida, una danza rutinaria. Nosotros, esa inercia a bailarla.
Monitos aburridos moviendo el culito para variar.
Todo esto se trata de respirar un aire irrespirable.
De llenar los pulmones con monotonía.
De bombear sangre, de ingerir y digerir.

jueves, 28 de abril de 2016

Que la locura cante su mejor canción.

Cuando pienso mucho deliro poco, lo cual me hace mal, pues antes de ser un gran pensador soy un gran delirante.
La locura tiene razón, los razonamientos no son naturales, pensar es rebuscado, pensar es artificial, lo natural es ser un loco de mierda. Quizá el ser humano es más racional cuando pierde la cabeza.
El fruto más nocivo de la reflexión es un dolor en el adentro. El resultado del pensar es el caer en el vacío con alma y todo.
Pero qué otra cosa puede hacer un animalito así, un monito con la particularidad de la conciencia.
Y sin embargo siempre caigo en el anhelo tonto de algún día ser un ser de neuronas que sueñan, de pensamientos que deliran y no tienen nada que ver con el autómata pensante que la naturaleza quiso que sea.
Y es que estoy harto de tantas sinapsis y de todo ese encadenamiento de reflexiones que van a ninguna parte.
Y es que tengo ganas de silenciar mi cabeza y dejar que mi locura cante su mejor canción, ser un loco y estar orgulloso de serlo.

martes, 19 de abril de 2016

Pasado vs Futuro

El pasado está muerto y sin embargo todo el tiempo regresamos a ese cadáver putrefacto, a oler el perfume del ayer, a hechizarnos con su aroma.
Anhelamos volver a esa perfumada atmósfera, desenterrando el esqueleto de lo que fuimos, para olvidarnos del hoy y del mañana.
El pasado es una gran historia, de pedacitos tristes y felicidades fugaces. El pasado es una selección de dichas y desdichas.
El pasado no pisado es una mosca en la cara del presente. El pasado es lamentación, la nostalgia de lo que pasó y de lo que no pudo ser.
El pasado es pequeñito, allí solo está lo que pasó. El futuro en cambio es gigantesco, esta todo lo que puede pasar, lo que inevitablemente pasara, los sueños, las esperanzas, las demasiadas incertidumbres.
El futuro está siempre en construcción, ladrillo a ladrillo se construye el gran palacio del mañana. El futuro es la parte ficcional del tiempo, un lugar hasta las pelotas de confianza y optimismo, de utopías y proyectos irrealizables. El mañana es mejor, por eso es más bonito, por eso…hasta mañana!

jueves, 14 de abril de 2016

La necesaria tarea de lo cursi.

Hilvanar las palabras adecuadas para llegar al "te quiero". Tarea cursi y difícil.
La cobardía se apodera del pequeño musculo que late incansablemente.
Tiene ganas de decirle que su carita, y sobre todo su mirada de ojitos risueños, le provoca reacciones químicas en algún lugar de su interior. Pero antes de soltar su sentimiento, quiere hablar de algo distinto. Por supuesto no sabe de qué, cualquier cosa que diga sonara trivial, innecesaria, banal. Entonces aparece la impaciencia y con ella la incomodidad del silencio.
Y entonces decide que lo mejor es simplemente soltar un seco, directo pero apasionado “te quiero”.
Está a punto de decírselo, ya sus manos dejaron de temblar y su mirada se clavó en la suya, pero la inseguridad es un pájaro que viene y va. Baja la mirada y dice algo trivial, algo como “que raro está el clima” y ella lo mira y lo corrige, “el tiempo”…”lo que está raro es el tiempo”.
Andresito la mira y sonríe. Soe lo mira y sonríe. La inseguridad es un pájaro que viene y va y en ese preciso instante la inseguridad se va, dando aletazos rápidos y furiosos, remonta vuelo y se va. Andresito le toma la mano, nuevamente está a punto de decírselo. Ella fija su mirada con toda la ternura puesta en las pupilas de Andresito. Andresito acaricia lentamente su mano. Soe sonríe y encoge los hombros como diciendo “y ahora qué” y es justamente la pregunta que resuena en el oído de Andresito, “¿ahora qué?”, “¿se lo digo o no se lo digo?”. La inseguridad es un pájaro que viene y va y tiene unas ganas tremendas de bajarlo a gomerazos.
Y entonces respira hondo, tan hondo que nunca sintió tanto oxigeno entrando en sus pulmones…y entonces suelta un tímido “sabes qué, Soe…” y entonces Soe lo mira y le toma la mano para que no se detenga y por fin suelte lo que tenga que soltar. Andresito siente su mano y al sentirla la adrenalina se le dispara y también se le dispara por fin ese inevitable y profundo “te quiero”.

miércoles, 6 de abril de 2016

Animal que galopa

El hombre es una telaraña de contradicciones, un conjunto de actitudes en tensión constante, un río que avanza y todo se lleva puesto, un animal que galopa en los campos de la indeterminación, una estrella que cayó y siente nostalgia por el cielo, un fantasma perdido en la realidad material, un monstruo que hace mucho dejó de asustar, un fracasado que persiste sólo por el anhelo al triunfo, un ser utópico, un soñador recurrente, un demente que escribe palabras locas porque no sabe escribir su destino.

miércoles, 23 de marzo de 2016

Súplica.

Por favor no dejes que me atrapen los fantasmas de la trivialidad.
Por favor no dejes que me oculte en el silencio.
Hazme cantar la canción que está latiendo desde que nací.

Por favor no dejes que me aplaste la cotidianidad.
Por favor no dejes que me apague así nomas.
Prende mi luz, haz que mi energía no se disipe.
Dame la electricidad que necesitan mis sentimientos.

Por favor no dejes que la vida se convierta en aire irrespirable.
Llévame a la atmósfera de tus cielos, dame el oxígeno de tus ojos.
Por favor dame tus alas, tus blancas plumas livianas.

viernes, 18 de marzo de 2016

Perder el tiempo, aniquilar minutos, destruir relojes.


El tipo que inventó el reloj inventó también la paranoia, le puso minutos y segundos a nuestro estar en la vida y en el mundo, nos condenó a una vida de rutinas y activó en nosotros un mecanismo represor que nos contiene y nos limita. El hombre se volvió calculador, le otorgó valor a las horas y sentenció que el tiempo es oro. El tiempo, lejos de ser una ilusión, se volvió una realidad inquietante.
Ese tiempo que es oro nos corrompió el alma. Los minutos se volvieron tan valiosos que ahora el que los pierde es casi un delincuente. Por eso nada más transgresor que perderlo. Perder el tiempo es cometer un delito, es reírle a la cara al sistema y burlarse de la burocracia del reloj.
Pero ese aparato del demonio que sincroniza todas las acciones humanas y organiza las tareas a intervalos regulares puede ser destruido fácilmente. Algunas formas de destrucción del tiempo son: dormir cuando ya todos están despiertos, levantarse después del mediodía, tirarse en el sillón y poner la música que te gusta, anular el tic tac del reloj a guitarrazos, pasar horas leyendo pero sin contar esas horas, que la ficción de un cuento detenga el mundo y lo desaparezca para imponer el suyo.
También están los que dedican horas a tratar de entender el mundo. Tiempo perdido, pues casi nunca se entiende un carajo de nada. Pero es un hermoso tiempo perdido. Después están los que pierden el tiempo intentando conocerse, otra forma hermosa de aniquilar minutos. Yo, por ejemplo, puedo pasarme horas indagándome, hablando conmigo sobre por qué me llegan tan adentro los poemas de Pizarnik o hacerme  preguntas del tipo: ¿por qué soy tan inestable? ¿Por qué un día quiero comerme el mundo y al otro siento que todo está podridamente perdido?
En fin, recomiendo perder el tiempo. Aunque piensen (yo también lo pienso) que quizá ésto sólo sea una defensa de la pereza y el ocio. No me culpen, no me juzguen, por creer que es más agradable ser un vago tumbado en un sillón, delirando mundos mejores, que depender de una persona 8 horas, regalándole el 80% de tu día y que la recompensa sea algo tan abstracto como el dinero, que solo sirve para comer y comprar cosas materiales que se obsoletizan al mes siguiente.

jueves, 10 de marzo de 2016

Lo interesante es la enfermedad.

Respiro música para oxigenarme el alma.
Busco, en el ritmo y la melodía de un poema, una manera de poner a bailar mi corazón.
Encuentro en la poesía la danza hipnotizante de lo indecible.
La imagen de lo que no se ve, aquellos paisajes que quieren llenarse de sol.

No puedo eludir la música del silencio, su impacto musical me atraviesa la existencia.
La poesía es un flechazo que se incrusta en el alma de ciertos hombres.
Es una herida metafísica, un dolor dulce, un destino melancólico.
Mi cuerpo la recibe con cierto agrado y con cierta carga, una pesada responsabilidad.

No importa lo que hay detrás de la imagen, solo necesito ritmo y melodía.
No importa cuánto duele ni cuanto alivia, lo interesante es la enfermedad.
Mi única certeza, lo único que sé:
Encuentro en la poesía lo que nunca estoy buscando.
Y nunca puedo ponerle un sol a mis paisajes oscuros.


viernes, 26 de febrero de 2016

El dormido que sueña que despierta.



Es fuego que no quiere ser, luz que se esconde en una sombra.
Energía que está calmada, animal en reposo, estallido dormido.
Furia que no grita, ferocidad que no muestra los dientes.
El dormido cierra los ojos, apoya su cabeza y su inconsciente en la almohada.
El dormido sueña que un día despierta, se encuentra con la novedad, descubre con asombro que es fuego, es luz, energía, animal que galopa, estallido ruidoso, furia que te deja sordo, ferocidad que se mastica el mundo.


martes, 12 de enero de 2016

Religión.

Aferrarse a una ilusión
Clavarle las uñas a un sueño
No dejar escapar la fe
Creer que hay un destino para mí
Creer que hay un camino por el que debo caminar
Una religión que tiene a las palabras como pequeños dioses y grandes demonios al mismo tiempo
El ritual del verbo, la ceremonia del poema
Sumergirme en la creencia
Bañarme en la metafísica del texto
Salir extasiado como cuando Moisés bajó del Sinaí.

domingo, 3 de enero de 2016

Llenar de palabras una hoja.

Hasta ahora solo puedo escribir pequeñas cosas, nada más. Pero creo que puedo leer de todo. Borges dice que el acto de leer es más intelectual que el acto de escribir. No sé si sea eso realmente cierto pero me encantaría que lo sea. Porque solo he escrito pequeñas cosas pero he leído grandes libros. Y uno quiere, aunque a veces lo niegue con la excusa de decir que solo lee por placer, sentirse inteligente.
Escribir, a veces, o casi siempre en mi caso, puede resultar frustrante. Esa frustración tiene razones múltiples. La falta de talento quizá sea la causa principal, o la pretensión de querer decirlo todo y al final no decir nada, no encontrar la forma y que por lo tanto el resultado de lo dicho sea un texto horriblemente amorfo. Y miles de “detallitos” que ahora escribiendo se me escapan.
¿Pero, por qué escribo? ¿Qué razón tengo para llenar de palabras una hoja?
La pregunta es difícil porque ni siquiera sé si hay un por qué. De todas maneras he intentado responderla varias veces, he pensado en eso, y he dado con algunas respuestas que no son definitivas. Escribo porque trato de entenderme. Escribo porque trato de leerme. Porque aún no sé quién soy y quiero conocerme. En ese sentido la escritura se entendería como un instrumento, como un medio para un fin introspectivo. Un acto íntimo con la pretensión de escudriñar mi escurridizo y enigmático interior. Un ejercicio intelectual y artístico, egoísta y personal.