Un arcoíris en escala de grises. Sonidos mudos de silencios que cantan.
La noche asesinó la tenue luz que iluminaba mi opaco rostro.
Las ideas bailan una danza macabra, invocan cuentos de terror y poemas lúgubres.
Yo estoy solo, lo cual no es ninguna novedad. Yo estoy en las nubes, lo cual tampoco.
Termine de leer esa novela de Paul Auster, la de Héctor Mann.
Y ahora en este preciso instante nada pasa. Escribo esto.
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