“¿No has visto que el silencio se adueña del
paisaje cuando el viento se retira y deja de sacudir las ramas?” Zhuangzi
El silencio es invisible a los tímpanos. Pero se lo puede ver con la lengua y con un poco de sinestesia. Es de sabor celeste y de textura aguda. Habita en espacios habitados por palabras sordas, en países de miradas mudas, en planetas de sofocante soledad.
Se bifurcan los caminos de azúcar, se endulza la vida con la amargura de la muerte. El silencio transita esos caminos, se come el azúcar, endulza su alma, llama mediante suspiros a la muerte.
El silencio rompe la estructura de los ruidos, le inyecta desorden al caótico orden del mundo.
Tropezar es caída, volar es estar pegado al suelo y sacar provecho de la gravedad. El silencio es gravedad, no se ve, pero esta ahí y se siente.
Aparece como si nada. En las diversas maneras del silencio la vida se abre paso y el mundo habla.
Ahora bien, ¿Cuáles son esas diversas maneras del silencio?... La respuesta es que no las sé todas. Pero estas son algunas pocas, algunas muchas:
Un silencio desordenado habitando canciones frenéticas.
Un silencio oscuro frecuentando soledades que resplandecen.
Un silencio que grita en la cima de una montaña buscando un eco que jamás encontrara.
Un silencio desenfrenado fluyendo en el aire espeso.
Un silencio con insomnio, un solitario silencio nocturno.
Un silencio que nace espontáneamente luego de que la brisa cante con los arboles.
Silencio en formas diversas. De redondeados bordes, silencios de puntas filosas, silencios como dagas que penetran corazones solitarios.
Silencios en busca de una voz propia, de un mudo que sepa gritar.
Silencio luego del tic y antes del tac. Silencio existencial.
Silencio que robustece las horas de angustia, que hace fuerte a la enfermiza soledad.
Silencio que cae de gota en gota de una canilla mal cerrada.
Silencio con cara de cronopio. Silencio literario. Silencio que forma palabras que lo nombran sin nombrarlo.
Silencio de haiku.
Silencio de poéticas imágenes.
Silencio, silencio, silencio.
Silencio…
No hay comentarios:
Publicar un comentario