Al silencio le gusta cantar usando la mirada como si fuese una guitarra.
La poesía es para el silencio un espejo donde le fascina mirarse.
Cuando el silencio se pone a cantar todo mi ruido mental se calla.
No siempre el que está callado está gritando por dentro, a veces solo está disfrutando de su propio silencio.
Si el mundo se callara más y gritara menos podríamos oír el silencio de los demás con mayor definición y profundidad.
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