martes, 25 de agosto de 2015

7 mil millones de mundos.

No solo cada persona es única e irrepetible, además cada persona implica una visión concreta del mundo. Es decir, somos 7 mil millones de mundos, cada uno distinto a otro.
En primera instancia, lo que tus ojos ven parece ser lo mismo que mis ojos ven, pero en realidad cada persona mira distinto. Quizá para vos el mundo es cuadrado y para mi es Redondo, para algunos tendrá formas triangulares y otros lo conjeturarán de maneras no geométricas, esto último tal vez sea lo mejor, la manera más libre de concebirlo.
Estamos tan ocupados de nosotros mismos que a veces no vemos a la persona que tenemos al lado. El uso y abuso excesivo de nuestro ego nos pone ciegos. Esa ceguera anula al otro o lo transforma en una nada. La vida del “Yo y aguante Yo” nos hace peor que el calentamiento global.
Prestarle un oído al otro para que te cuente la diversidad de su mundo, algo tan simple, algo tan difícil. Mirar con ojos de otro, sentir con la piel de otro, llorar con su dolor, disfrutar su felicidad. Convertir la empatía en una forma de vida. ¿Qué tan difícil es ese anhelo?
7 mil millones de mundos y nosotros ahí, atrapados en el nuestro. Que poco aventureros somos, que grande es nuestra enfermedad.

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