Locura irremediable la de crear un mundo con algo muerto.
Las palabras son cadáveres y la hoja es un cementerio.
La poesía siempre fue una fúnebre actividad: hay que darle vida a los muertos vocablos, a los inertes verbos, ponerle claridad a los adjetivos oscuros, perfumar a las palabras putrefactas.
Locura irremediable la de ser un poeta y transformar el poema en una metáfora mortuoria.
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