martes, 29 de diciembre de 2015

Palabras, huecos.

Pensamientos que danzan siempre al ritmo del mismo tambor.
Repeticiones mentales, ideas recurrentes.
Mi cabeza no conoce otra música.
Mucho delirio suelto.
Ya no sé qué nombre ponerle a mi locura.
La lapicera ensaya una música, va tapando los huequitos del silencio.
Pero al instante de poner una palabra otro hueco aparece.
Más vacío, más silencio.
Las palabras también son oquedades.
Las palabras están llenas de nada o son la nada misma.
Hay un agujero y es grande.
Una negrura extraña, una oscuridad que no alcanza a engendrar el miedo.
Las palabras son huecos tapando huecos.
Silencios queriendo callar al silencio.

miércoles, 23 de diciembre de 2015

Otro era su idioma

Dejó caer un silencio y nadie oyó como se rompía en mil pedazos. Y es que en aquel tiempo, nadie tenía oídos para oír lo verdaderamente importante.
Era un silencio aturdidor en el océano de los ruidos.
Un alma muda que emitía luz y sombra y nunca llamaba la atención.
Necesitaba gritar para que se alborote el mundo, pero otro era su idioma. Lo que él decía o quería decir no estaba hecho de palabras. Estaba hecho de...aun no se sabe qué.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Metáfora mortuoria.

Locura irremediable la de crear un mundo con algo muerto.
Las palabras son cadáveres y la hoja es un cementerio.
La poesía siempre fue una fúnebre actividad: hay que darle vida a los muertos vocablos, a los inertes verbos, ponerle claridad a los adjetivos oscuros, perfumar a las palabras putrefactas.
Locura irremediable la de ser un poeta y transformar el poema en una metáfora mortuoria.

viernes, 11 de diciembre de 2015

Crecer

Uno empieza a morirse cuando se da cuenta de ello, en el mientras tanto de la comodidad infantil de la ignorancia se está más vivo que nunca. El niño es eterno porque desconoce la lúgubre empresa que llevan a cabo los relojes.
La tragedia humana de la finitud comienza cuando te cuentan que algún día decimos adiós. El niño no lo entiende mucho al principio y sigue jugando con hermosa indiferencia. La escuela y el cotidiano andar en la sociedad pronto se encargaran de dejárselo bien claro.
Y entonces, no solo te haces consciente de tu paso fugaz por el mundo, sino que, además terminas atado al tiempo, a la rutina, a la normalización. De niño a adulto autómata, en el medio un intervalo confuso y frenético llamado adolescencia.
Pero crecer no implica que se te ponga vieja el alma. El tiempo por más que te coma el cuerpo, no puede comerte la esencia. De alguna manera todos somos inmortales y nuestra inmortalidad es más grande cuando dejamos testimonio de ella, por ejemplo, escribiendo. Pero también haciendo música, cantando, pintando. ¿El arte es una forma de eternidad? No me animo a afirmarlo por eso lo pongo de forma interrogativa.
Creo que al final todo esto es para decir que cuando escribo me siento más vivo que nunca y que la muerte es algo anecdótico. Quizá todo esto es, simplemente, un texto para darme valor.

jueves, 10 de diciembre de 2015

Poemitas, pequeños soles.

1

Pequeños poemas, grandes anhelos.
Países sin gente que quiero poblar
No me cabe todo el vacío en la nación del lenguaje
Por eso recurro al silencio

2

Mi mirada es un pájaro en vuelo
Y busca un rostro donde posarse
Tiene suerte, encuentra tu carita
Descansaré en ella y quizá me quede a vivir para siempre.

3

¿Sera bueno cambiar las sombras del pasado por un futuro ilusorio?
¿Valdrán la pena los anhelos?
¿Cómo impactara la decepción en mi frágil corazón?

4

Ir llenando de palabras la hoja.
Ir llenando de música el silencio.
El silencio en forma de papel, la música en forma de símbolos.
La hoja sigue callada.
Hay palabras que no saben cantar.

5

La tarde fluctúa, las horas parpadean, mis días son algo surreal.
Caen pequeños soles y llenan de rayos explosivos la oscuridad de mi tarde.
Hay algo raro en el ambiente, hay perfumes que desconozco, caen pequeños soles.
Cancioncitas que alumbran el silencio.
Pequeños soles, estrellas que orbitan alrededor de mi mente.
Zumban como mosquitos, astros inquietos, revolotean, danzan al ritmo del tic tac.
Pequeños soles de incandescente ardor, le prenden fuego a la tarde.


martes, 8 de diciembre de 2015

El sentido de la inteligencia.

Y ahora, cómo ordeno esta telaraña de confusiones que acabo de crear. Dijo Dios y entonces le dio inteligencia al hombre para que le otorgue un sentido a todo. 
La tarea fue ardua, pasaron miles de años, generaciones enteras. Y aquí estamos, tratando aun de organizar este caos. No todos lo saben, muy pocos lo han dicho, pero lo cierto es que Dios tercerizó la organización del mundo.