Pensamientos que danzan siempre al ritmo del mismo tambor.
Repeticiones mentales, ideas recurrentes.
Mi cabeza no conoce otra música.
Mucho delirio suelto.
Ya no sé qué nombre ponerle a mi locura.
La lapicera ensaya una música, va tapando los huequitos del silencio.
Pero al instante de poner una palabra otro hueco aparece.
Más vacío, más silencio.
Las palabras también son oquedades.
Las palabras están llenas de nada o son la nada misma.
Hay un agujero y es grande.
Una negrura extraña, una oscuridad que no alcanza a engendrar el miedo.
Las palabras son huecos tapando huecos.
Silencios queriendo callar al silencio.
Leer es la única manera de volar sin tener alas. Escribir es construir tus propias alas, pluma por pluma. Escribir es destruir el paraíso y construir un infierno a la medida de tus demonios. Las palabras, los silencios, los odios, los miedos, los amores, todo me habla, todo me llama. De eso se trata esto.
martes, 29 de diciembre de 2015
miércoles, 23 de diciembre de 2015
Otro era su idioma
Dejó caer un silencio y nadie oyó como se rompía en mil
pedazos. Y es que en aquel tiempo, nadie tenía oídos para oír lo verdaderamente
importante.
Era un silencio aturdidor en el océano de los ruidos.
Un alma muda que emitía luz y sombra y nunca llamaba la
atención.
Necesitaba gritar para que se alborote el mundo, pero
otro era su idioma. Lo que él decía o quería decir no estaba hecho de palabras.
Estaba hecho de...aun no se sabe qué.miércoles, 16 de diciembre de 2015
Metáfora mortuoria.
Locura irremediable la de crear un mundo con algo muerto.
Las palabras son cadáveres y la hoja es un cementerio.
La poesía siempre fue una fúnebre actividad: hay que darle vida a los muertos vocablos, a los inertes verbos, ponerle claridad a los adjetivos oscuros, perfumar a las palabras putrefactas.
Locura irremediable la de ser un poeta y transformar el poema en una metáfora mortuoria.
Las palabras son cadáveres y la hoja es un cementerio.
La poesía siempre fue una fúnebre actividad: hay que darle vida a los muertos vocablos, a los inertes verbos, ponerle claridad a los adjetivos oscuros, perfumar a las palabras putrefactas.
Locura irremediable la de ser un poeta y transformar el poema en una metáfora mortuoria.
viernes, 11 de diciembre de 2015
Crecer
Uno empieza a morirse cuando se da cuenta de ello, en el
mientras tanto de la comodidad infantil de la ignorancia se está más vivo que
nunca. El niño es eterno porque desconoce la lúgubre empresa que llevan a cabo
los relojes.
La tragedia humana de la finitud comienza cuando te
cuentan que algún día decimos adiós. El niño no lo entiende mucho al principio
y sigue jugando con hermosa indiferencia. La escuela y el cotidiano andar en la
sociedad pronto se encargaran de dejárselo bien claro.
Y entonces, no solo te haces consciente de tu paso fugaz
por el mundo, sino que, además terminas atado al tiempo, a la rutina, a la normalización.
De niño a adulto autómata, en el medio un intervalo confuso y frenético llamado
adolescencia.
Pero crecer no implica que se te ponga vieja el alma. El
tiempo por más que te coma el cuerpo, no puede comerte la esencia. De alguna
manera todos somos inmortales y nuestra inmortalidad es más grande cuando
dejamos testimonio de ella, por ejemplo, escribiendo. Pero también haciendo
música, cantando, pintando. ¿El arte es una forma de eternidad? No me animo a
afirmarlo por eso lo pongo de forma interrogativa.
Creo que al final todo esto es para decir que cuando
escribo me siento más vivo que nunca y que la muerte es algo anecdótico. Quizá
todo esto es, simplemente, un texto para darme valor.jueves, 10 de diciembre de 2015
Poemitas, pequeños soles.
1
Pequeños poemas, grandes anhelos.
Países sin gente que quiero poblar
No me cabe todo el vacío en la nación del lenguaje
Por eso recurro al silencio
2
Mi mirada es un pájaro en vuelo
Y busca un rostro donde posarse
Tiene suerte, encuentra tu carita
Descansaré en ella y quizá me quede a vivir para siempre.
3
¿Sera bueno cambiar las sombras del pasado por un futuro ilusorio?
¿Valdrán la pena los anhelos?
¿Cómo impactara la decepción en mi frágil corazón?
4
Ir llenando de palabras la hoja.
Ir llenando de música el silencio.
El silencio en forma de papel, la música en forma de símbolos.
La hoja sigue callada.
Hay palabras que no saben cantar.
5
La tarde fluctúa, las horas parpadean, mis días son algo surreal.
Caen pequeños soles y llenan de rayos explosivos la oscuridad de mi tarde.
Hay algo raro en el ambiente, hay perfumes que desconozco, caen pequeños soles.
Cancioncitas que alumbran el silencio.
Pequeños soles, estrellas que orbitan alrededor de mi mente.
Zumban como mosquitos, astros inquietos, revolotean, danzan al ritmo del tic tac.
Pequeños soles de incandescente ardor, le prenden fuego a la tarde.
Pequeños poemas, grandes anhelos.
Países sin gente que quiero poblar
No me cabe todo el vacío en la nación del lenguaje
Por eso recurro al silencio
2
Mi mirada es un pájaro en vuelo
Y busca un rostro donde posarse
Tiene suerte, encuentra tu carita
Descansaré en ella y quizá me quede a vivir para siempre.
3
¿Sera bueno cambiar las sombras del pasado por un futuro ilusorio?
¿Valdrán la pena los anhelos?
¿Cómo impactara la decepción en mi frágil corazón?
4
Ir llenando de palabras la hoja.
Ir llenando de música el silencio.
El silencio en forma de papel, la música en forma de símbolos.
La hoja sigue callada.
Hay palabras que no saben cantar.
5
La tarde fluctúa, las horas parpadean, mis días son algo surreal.
Caen pequeños soles y llenan de rayos explosivos la oscuridad de mi tarde.
Hay algo raro en el ambiente, hay perfumes que desconozco, caen pequeños soles.
Cancioncitas que alumbran el silencio.
Pequeños soles, estrellas que orbitan alrededor de mi mente.
Zumban como mosquitos, astros inquietos, revolotean, danzan al ritmo del tic tac.
Pequeños soles de incandescente ardor, le prenden fuego a la tarde.
martes, 8 de diciembre de 2015
El sentido de la inteligencia.
Y ahora, cómo ordeno esta telaraña de confusiones que acabo de crear. Dijo Dios y entonces le dio inteligencia al hombre para que le otorgue un sentido a todo.
La tarea fue ardua, pasaron miles de años, generaciones enteras. Y aquí estamos, tratando aun de organizar este caos. No todos lo saben, muy pocos lo han dicho, pero lo cierto es que Dios tercerizó la organización del mundo.
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