En ese sueño particular, recuerdo con precisión que aquel ángel me dijo:
Te voy a escuchar atentamente solo cuando aprendas a ser amigo del silencio, seré todo oídos cuando aprendas a callarte.
Dijo también, con determinación y creyendo fielmente en sus palabras, que lo mejor es ser fundamentalista del azar y la casualidad, ir por tus sueños con apasionada ceguera, preparar tus alas para cielos turbulentos y abandonar la seguridad terrenal de las rutinas.
Y luego añadió:
Es raro que un pájaro salga en busca de su jaula, sin embargo eso hacemos.
Y recuerdo que yo le decía como queriendo contestarle:
Tengo ganas de escribir una canción con todos los silencios que guardé.
El ángel empezó a hablar cada vez mas rápido, sus palabras fluían a una velocidad difícil de seguir. Al final era casi incomprensible, solo se podían distinguir ciertas palabras debido al énfasis que ponía en su enunciación. Las palabras que resonaban con estruendo y claridad eran las palabras SILENCIO, SOLEDAD y MUERTE.
La escena se volvió borrosa, se fue desvaneciendo. Poco a poco perdían el color los objetos y sobre todo el cielo, que pasó de un nítido azul a una opacidad grisácea.
Me desperté bruscamente como si algo me sacudiera. Me senté en la cama, traté de recordar cada detalle de lo que hace unos segundos estaba soñando, entonces anoté algunos detalles en mi libreta para sueños que siempre está haciendo guardia al costadito de mi cama.
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