Ella dijo "yo escucho de todo, desde Romeo Santos hasta La Renga" y una fuerza sobrenatural y maligna me surgió desde adentro y quise matarla rociándole nafta y prendiéndola fuego.
Ella se dio cuenta de que esos comentarios me irritaban y comenzó a cantar:
Y si te invito a una copa y me acerco a tu boca…Si te robo un besito, al ver que no vas conmigo…♫ mientras me miraba estirando la trompa con ojos que invitaban al beso.
¿Que podía yo hacer? Ella me gustaba demasiado y no podía decirle que odiaba esa música y que el mundo me parecía una mierda mientras existiesen ese tipo de cantantes pop con vocecitas amariconadas y esas liricas cursis que invitaban constantemente al vomito.
La tenía frente a mí y la miraba de reojos, casi con espanto, horrorizado por su belleza. Le hablaba cada tanto y la voz me salía entrecortada.
Pero para que entiendan mejor la situación, debo primero torcer el espacio-tiempo y trasladar mi mente al pasado, no tan pasado, tres años atrás.
Era el primer día de la facultad, algo nuevo para mí. Decidí una carrera que parecía prometedora y que luego al poco tiempo me aburrió. Yo creía todavía, en ese entonces, en un mundo que si bien estaba mal, era modificable. Así es, un planeta tierra que agonizaba producto de la contaminación y la mano codiciosa del hombre, y que había que salvar. Por lo tanto yo tenía pensamientos e ideales “verdes”, creía en la ecología y en el crecimiento sostenible y toda esa serie de mentiras impracticables. Licenciatura en protección ambiental. La verdad que ahora el nombre de esa carrera universitaria me hace reír un poco. Pero bueno, como les decía, era el primer día y llegué un poco tarde porque el colectivo que me llevo iba, por razones que desconozco, fuera de horario. Entré al aula bastante tarde, unos 20 minutos después de comenzada la clase. La materia: introducción a la química orgánica. Como cualquiera que llega tarde, siempre se trata de hacer el menor ruido posible, lo cual aumenta la sonoridad de cualquier cosa. La puerta que abrí para entrar hizo un chirrido espectacular e inmediatamente todos se voltearon a mirar. Creo que en ese momento mi timidez alcanzó dimensiones grotescas. Decir que me puse rojo como un tomate es poco, la verdad es que mi cara tenía el color de la sangre misma. Lenta y torpemente arrastre mis pies y trate de buscar con la mirada un lugar vacío. Pero buscar un pupitre en esa maraña desordenada de humanidades resultaba frustrante. Mientras me movía zigzagueante entre la multitud de estudiantes, la profesora, algo impaciente, proseguía con la presentación de la materia y los objetivos de su cátedra. De pronto, vi un delgado brazo de mujer que se agitaba en el fondo y que parecía llamarme. Así era, una chica en el fondo me invitaba o mejor dicho me indicaba que al lado de ella había un lugar disponible para un boludo como yo. Apresure mi marcha y por fin llegué. No miré a la chica, lo primero que hice fue arrojar mi cuerpo pesado y nervioso sobre el asiento y dejar mi mochila a un costado.
-Hola, me llamó Martina- Dijo, con una voz dulce que se hacia pequeñita para no hacer escandalo.
Leer es la única manera de volar sin tener alas. Escribir es construir tus propias alas, pluma por pluma. Escribir es destruir el paraíso y construir un infierno a la medida de tus demonios. Las palabras, los silencios, los odios, los miedos, los amores, todo me habla, todo me llama. De eso se trata esto.
viernes, 26 de septiembre de 2014
lunes, 22 de septiembre de 2014
Realidad con alas.
Escribir con tus sueños una realidad con alas.
Volar el infierno y disfrutar de los cielos que arden.
Caminar ondulantes caminos de algodonadas rutinas.
Destrozar el tiempo, asesinar las horas con el filo de los libros.
Comunicar con el silencio las canciones que te estremecen.
Mirar las miradas con ojos de águila, clavarle las uñas al amor.
Ponerse en la piel de un poeta que le robaron las palabras.
Aprender a decir con los silencios lo que las palabras no alcanzar a decir.
Imaginar imágenes que pinten el mundo ilusorio de tus sueños.
Llenar los oídos de melodías oníricas y danzar narcotizado por el centro del mundo.
Volar el infierno y disfrutar de los cielos que arden.
Caminar ondulantes caminos de algodonadas rutinas.
Destrozar el tiempo, asesinar las horas con el filo de los libros.
Comunicar con el silencio las canciones que te estremecen.
Mirar las miradas con ojos de águila, clavarle las uñas al amor.
Ponerse en la piel de un poeta que le robaron las palabras.
Aprender a decir con los silencios lo que las palabras no alcanzar a decir.
Imaginar imágenes que pinten el mundo ilusorio de tus sueños.
Llenar los oídos de melodías oníricas y danzar narcotizado por el centro del mundo.
viernes, 19 de septiembre de 2014
Encadenamiento de encantos
Mis textos
muchas veces, por no decir siempre, son mecanismos de evasión de realidades.
Escribir es
el hermoso deporte que practico cada tanto, para abstraerme de mi aburrida
cotidianidad. Un ejercicio mental de combustión interna que prende fuego a mis más
aburridas rutinas.
Una palabra mira
de lejos a otra palabra, se juntan tímidamente, se organizan para una frase.
Una frase que toca la guitarra y pone a rodar la música. Y entonces, un
encadenamiento de encantos, una conjunción de hechizos.martes, 16 de septiembre de 2014
El danzante ceremonial de aquella música que sobrevuela.
Destruir el ego para detener la decadencia.
Tener la certeza de que el mundo es un lugar lleno de dudas y desconfiar de la gente demasiado buena.
Pequeños tips, frases que imaginan una vida mejor.
Pensamientos que danzan al ritmo del ruido de balas.
¿Habrá que detener el tiempo por medio del andamiaje de los recuerdos?
¿O dejar que la maquinaria del olvido haga lo que tiene que hacer?
¿Y qué hacer con la muerte, olvidarla o tenerla presente?
Preguntas que sueñan. Respuestas que imaginan un mundo mejor.
Ideas que giran en tu mente, argumentos que se caen, mentiras que se afirman, verdades que te mienten, toda la rutinaria dinámica del pensar.
Reflexiones débiles, conclusiones firmes, inconscientes palabras, razón y corazón.
Momentos de incendiaria pasión, instantes de apasionada ceguera, música que sobrevuela, silencios que alguna canción revelan.
Tener la certeza de que el mundo es un lugar lleno de dudas y desconfiar de la gente demasiado buena.
Pequeños tips, frases que imaginan una vida mejor.
Pensamientos que danzan al ritmo del ruido de balas.
¿Habrá que detener el tiempo por medio del andamiaje de los recuerdos?
¿O dejar que la maquinaria del olvido haga lo que tiene que hacer?
¿Y qué hacer con la muerte, olvidarla o tenerla presente?
Preguntas que sueñan. Respuestas que imaginan un mundo mejor.
Ideas que giran en tu mente, argumentos que se caen, mentiras que se afirman, verdades que te mienten, toda la rutinaria dinámica del pensar.
Reflexiones débiles, conclusiones firmes, inconscientes palabras, razón y corazón.
Momentos de incendiaria pasión, instantes de apasionada ceguera, música que sobrevuela, silencios que alguna canción revelan.
jueves, 4 de septiembre de 2014
Amo, odio y canto.
Amo esa característica fragmentaria y confusa de los sueños, el pasar de escena a escena, el estar levitando feliz un rato y luego aterrado escapando de una bruja.
Amo los por qué que nadie responde, amo el silencio como respuesta porque me apasionan los misterios.
Amo la sonrisa de un niño, amo la efímera felicidad de la infancia y de los instantes que siempre recordaras. Amo la felicidad sin la maldita noción del tiempo.
Amo las canciones que te erizan los pelitos del brazo, amo la piel de gallina y ese escalofrío tan bonito en lo profundo del corazón.
Odio las guerras, odio las armas, odio que los niños reciban los cañonazos de la peor humanidad.
Odio que los hombres no se apasionen, que no se jueguen por lo que quieren, por eso a veces yo también me odio.
Odio los lugares comunes, la gente demasiado normal, odio las rutinas y levantarme temprano cuando todavía tengo sueño.
Odio los días en los que no tengo tiempo ni para leer un puto y lindo poema, odio que la musicalidad sea tan esquiva, que las letras que forman mis palabras no terminen diciendo nada.
Canto porque tengo necesidad de sentir mi alma en estado de éxtasis y hay canciones que son medios hermosos para tal fin.
Canto, de manera horrible pero con muchas ganas, canciones frenéticas, redondas y con sabor a ricota, en la mañana, en la tarde y si es posible despacito por la noche.
Canto porque esa bola enorme de azares que es la vida está gobernada por el silencio. Silencios de rutinas, de palabras repetidas, de griterío callado.
Amo, odio y canto porque de lo demás se encarga la rutina, porque lo otro, lo feo, sucede porque si.
Amo los por qué que nadie responde, amo el silencio como respuesta porque me apasionan los misterios.
Amo la sonrisa de un niño, amo la efímera felicidad de la infancia y de los instantes que siempre recordaras. Amo la felicidad sin la maldita noción del tiempo.
Amo las canciones que te erizan los pelitos del brazo, amo la piel de gallina y ese escalofrío tan bonito en lo profundo del corazón.
Odio las guerras, odio las armas, odio que los niños reciban los cañonazos de la peor humanidad.
Odio que los hombres no se apasionen, que no se jueguen por lo que quieren, por eso a veces yo también me odio.
Odio los lugares comunes, la gente demasiado normal, odio las rutinas y levantarme temprano cuando todavía tengo sueño.
Odio los días en los que no tengo tiempo ni para leer un puto y lindo poema, odio que la musicalidad sea tan esquiva, que las letras que forman mis palabras no terminen diciendo nada.
Canto porque tengo necesidad de sentir mi alma en estado de éxtasis y hay canciones que son medios hermosos para tal fin.
Canto, de manera horrible pero con muchas ganas, canciones frenéticas, redondas y con sabor a ricota, en la mañana, en la tarde y si es posible despacito por la noche.
Canto porque esa bola enorme de azares que es la vida está gobernada por el silencio. Silencios de rutinas, de palabras repetidas, de griterío callado.
Amo, odio y canto porque de lo demás se encarga la rutina, porque lo otro, lo feo, sucede porque si.
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