Ella tiene los ojos efímeros y la mirada llena de eternidades.
Ella y su cuerpo juegan con el tiempo.
Ella tiene cara de sueños recurrentes y piernas del tamaño de la hermosura de algún paraíso que desconozco.
Ella y su cuerpo juegan al misterio.
Ella tiene forma de estrella fugaz pero ilumina como un sol de enero.
Camina y todo parece llenarse de perfumadas plantaciones coloridas.
Ella es arcoíris y es de amplio espectro su farmacológico calor. Tiene la humedad incorporada en su piel de textura de mar.
Tiene los movimientos rutinarios llenos de silencios y cuando habla se me cae el mundo encima.
Siento el peso de su soledad, sus ojos me abruman y su corazón esta lleno de mí.
Puedo verme en ella, se mueve conmigo, siento lo que su piel toca y me prendo fuego cuando ella se apasiona.
Brisas que la bañan en suaves caricias, vientos que penetran su inestable ser, huracanes queriendo desarmarla.
Ella no se cae, ella permanece levitando o cayendo o volando.
Ella es tristeza de domingo pero ríe como fin de semana de alcoholes baratos.
Establece la risa en su reino, perdona a quienes la ofendieron y le hace el amor a la noche.
Ella tiene poder de dios, tiene invisibilidad de divinidad, ella esta desvanecida en amplios espacios de aire.
Tiene manos de islas caribeñas, tiene sonrisa de canciones de fogón, tiene la piel de polares inviernos.
Ella es todo y también nada, ella esta en la hoja, en las palabras, en la constante inquietud que me invade.
Ella es quien disfraza el miedo de ridículas imágenes confusas de sueños.
Ella es tan onírica y tan real que pensarla me confunde y me hace daño.
Ella predica su visión de ojos de mariposa, instala la ideología de la psicodelia y baila y canta en arcoíris.
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