martes, 2 de agosto de 2011

Olor a lluvia

Creo en los dioses que nunca se adoraron,
Creo en la angustia del tiempo, en las lágrimas del reloj.
Me mostraron mis oídos lo que los ojos nunca podrán ver. Tengo en mis manos un puñado de emociones, pero mi cara no las quiere mostrar.
Voy por la vida indagando corazones, voy preguntándome donde están las estrellas que le faltan a mi espíritu.
Tuve entre mis manos los sueños soñados de toda una vida.
Los solté al amanecer de una mañana de lluvia y vi salir arcoíris por todos lados.
Me conto el duende del árbol violeta que a mi vida le faltaban aventuras y me presento a una bella mujer de siluetas imposibles.
Tuve con ella un amor fugaz y los efímeros besos se hicieron eternos.
Un día como cualquier otro tocaron a mi puerta y dijeron que el final estaba cerca, que debía prepararme para el juicio.
No les creí ni siquiera una letra de sus palabras, sobre todo porque vestían de corbata y camisa blanca y decían además que su profeta venia del norte.
El gran espectáculo del cielo se despedía con hermosas nubes negras y comenzaban a llover gruesas gotas azules.
Mi frente pegada a la ventana, mis ojos fijos y la nariz absorbiendo el olor de las gotas chocando la tierra, absorbiendo el olor a lluvia.


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