Otra vez lo meramente esteticista frente a lo inevitablemente político.
El quehacer no es mi ámbito, me muevo mejor en la quietud, con esa habilidad de estar inmóvil en un mundo que salta y baila, ejerciendo la política del no hacer, la filosofía del dejarse estar.
Pero siempre pasa igual, las palabras desean una música que no les puedo dar.
Y yo sé que en las variables del vacío y del llenado se expresa una divinidad, en ese silencio abundante que lo contiene todo nos habla y nos canta canciones que no escuchamos.
¿En qué piensa Dios cuando nos piensa?
Los granitos de arena hacen el desierto y cada gota es parte de un océano.
¿Pero, qué papel cumple mi pequeñez en este universo inmenso?
Y a pesar de que me pienso lento soy una estrella a toda velocidad.
Es la química del cosmos buscando melodías, es la biología antisistema, es mi yo y todos los yoes que contengo conjugándose para las ciencias del poema.
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