Un día lo conseguiré, me meteré de lleno en la poesía.
Esta vez lo incomunicable ya no tendrá el apellido del vacío ni habitará el ámbito de la palabra.
Seré simplemente el esqueleto, el sostén del cuerpo, la carne activa, el tejido celular y los órganos que forma. Esa sangre que serpentea y fluye incesante, la paciencia y el oxígeno llegando al cerebro. Simplemente la naturaleza, el puro animal humano y práctico.
Ya no más el aburrido andar en dos pies, la mera mente pensante, el monito inquietante.
Bienvenida la nueva energía bestial, hasta nunca sintaxis, ya no estaré, ya no seré.
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