Cuando pienso mucho deliro poco, lo cual me hace mal, pues antes de ser un gran pensador soy un gran delirante.
La locura tiene razón, los razonamientos no son naturales, pensar es rebuscado, pensar es artificial, lo natural es ser un loco de mierda. Quizá el ser humano es más racional cuando pierde la cabeza.
El fruto más nocivo de la reflexión es un dolor en el adentro. El resultado del pensar es el caer en el vacío con alma y todo.
Pero qué otra cosa puede hacer un animalito así, un monito con la particularidad de la conciencia.
Y sin embargo siempre caigo en el anhelo tonto de algún día ser un ser de neuronas que sueñan, de pensamientos que deliran y no tienen nada que ver con el autómata pensante que la naturaleza quiso que sea.
Y es que estoy harto de tantas sinapsis y de todo ese encadenamiento de reflexiones que van a ninguna parte.
Y es que tengo ganas de silenciar mi cabeza y dejar que mi locura cante su mejor canción, ser un loco y estar orgulloso de serlo.
Leer es la única manera de volar sin tener alas. Escribir es construir tus propias alas, pluma por pluma. Escribir es destruir el paraíso y construir un infierno a la medida de tus demonios. Las palabras, los silencios, los odios, los miedos, los amores, todo me habla, todo me llama. De eso se trata esto.
jueves, 28 de abril de 2016
martes, 19 de abril de 2016
Pasado vs Futuro
El pasado está muerto y sin embargo todo el tiempo regresamos a ese cadáver putrefacto, a oler el perfume del ayer, a hechizarnos con su aroma.
Anhelamos volver a esa perfumada atmósfera, desenterrando el esqueleto de lo que fuimos, para olvidarnos del hoy y del mañana.
El pasado es una gran historia, de pedacitos tristes y felicidades fugaces. El pasado es una selección de dichas y desdichas.
El pasado no pisado es una mosca en la cara del presente. El pasado es lamentación, la nostalgia de lo que pasó y de lo que no pudo ser.
El pasado es pequeñito, allí solo está lo que pasó. El futuro en cambio es gigantesco, esta todo lo que puede pasar, lo que inevitablemente pasara, los sueños, las esperanzas, las demasiadas incertidumbres.
El futuro está siempre en construcción, ladrillo a ladrillo se construye el gran palacio del mañana. El futuro es la parte ficcional del tiempo, un lugar hasta las pelotas de confianza y optimismo, de utopías y proyectos irrealizables. El mañana es mejor, por eso es más bonito, por eso…hasta mañana!
Anhelamos volver a esa perfumada atmósfera, desenterrando el esqueleto de lo que fuimos, para olvidarnos del hoy y del mañana.
El pasado es una gran historia, de pedacitos tristes y felicidades fugaces. El pasado es una selección de dichas y desdichas.
El pasado no pisado es una mosca en la cara del presente. El pasado es lamentación, la nostalgia de lo que pasó y de lo que no pudo ser.
El pasado es pequeñito, allí solo está lo que pasó. El futuro en cambio es gigantesco, esta todo lo que puede pasar, lo que inevitablemente pasara, los sueños, las esperanzas, las demasiadas incertidumbres.
El futuro está siempre en construcción, ladrillo a ladrillo se construye el gran palacio del mañana. El futuro es la parte ficcional del tiempo, un lugar hasta las pelotas de confianza y optimismo, de utopías y proyectos irrealizables. El mañana es mejor, por eso es más bonito, por eso…hasta mañana!
jueves, 14 de abril de 2016
La necesaria tarea de lo cursi.
Hilvanar las palabras adecuadas para llegar al "te quiero". Tarea cursi y difícil.
La cobardía se apodera del pequeño musculo que late incansablemente.
Tiene ganas de decirle que su carita, y sobre todo su mirada de ojitos risueños, le provoca reacciones químicas en algún lugar de su interior. Pero antes de soltar su sentimiento, quiere hablar de algo distinto. Por supuesto no sabe de qué, cualquier cosa que diga sonara trivial, innecesaria, banal. Entonces aparece la impaciencia y con ella la incomodidad del silencio.
Y entonces decide que lo mejor es simplemente soltar un seco, directo pero apasionado “te quiero”.
Está a punto de decírselo, ya sus manos dejaron de temblar y su mirada se clavó en la suya, pero la inseguridad es un pájaro que viene y va. Baja la mirada y dice algo trivial, algo como “que raro está el clima” y ella lo mira y lo corrige, “el tiempo”…”lo que está raro es el tiempo”.
Andresito la mira y sonríe. Soe lo mira y sonríe. La inseguridad es un pájaro que viene y va y en ese preciso instante la inseguridad se va, dando aletazos rápidos y furiosos, remonta vuelo y se va. Andresito le toma la mano, nuevamente está a punto de decírselo. Ella fija su mirada con toda la ternura puesta en las pupilas de Andresito. Andresito acaricia lentamente su mano. Soe sonríe y encoge los hombros como diciendo “y ahora qué” y es justamente la pregunta que resuena en el oído de Andresito, “¿ahora qué?”, “¿se lo digo o no se lo digo?”. La inseguridad es un pájaro que viene y va y tiene unas ganas tremendas de bajarlo a gomerazos.
Y entonces respira hondo, tan hondo que nunca sintió tanto oxigeno entrando en sus pulmones…y entonces suelta un tímido “sabes qué, Soe…” y entonces Soe lo mira y le toma la mano para que no se detenga y por fin suelte lo que tenga que soltar. Andresito siente su mano y al sentirla la adrenalina se le dispara y también se le dispara por fin ese inevitable y profundo “te quiero”.
La cobardía se apodera del pequeño musculo que late incansablemente.
Tiene ganas de decirle que su carita, y sobre todo su mirada de ojitos risueños, le provoca reacciones químicas en algún lugar de su interior. Pero antes de soltar su sentimiento, quiere hablar de algo distinto. Por supuesto no sabe de qué, cualquier cosa que diga sonara trivial, innecesaria, banal. Entonces aparece la impaciencia y con ella la incomodidad del silencio.
Y entonces decide que lo mejor es simplemente soltar un seco, directo pero apasionado “te quiero”.
Está a punto de decírselo, ya sus manos dejaron de temblar y su mirada se clavó en la suya, pero la inseguridad es un pájaro que viene y va. Baja la mirada y dice algo trivial, algo como “que raro está el clima” y ella lo mira y lo corrige, “el tiempo”…”lo que está raro es el tiempo”.
Andresito la mira y sonríe. Soe lo mira y sonríe. La inseguridad es un pájaro que viene y va y en ese preciso instante la inseguridad se va, dando aletazos rápidos y furiosos, remonta vuelo y se va. Andresito le toma la mano, nuevamente está a punto de decírselo. Ella fija su mirada con toda la ternura puesta en las pupilas de Andresito. Andresito acaricia lentamente su mano. Soe sonríe y encoge los hombros como diciendo “y ahora qué” y es justamente la pregunta que resuena en el oído de Andresito, “¿ahora qué?”, “¿se lo digo o no se lo digo?”. La inseguridad es un pájaro que viene y va y tiene unas ganas tremendas de bajarlo a gomerazos.
Y entonces respira hondo, tan hondo que nunca sintió tanto oxigeno entrando en sus pulmones…y entonces suelta un tímido “sabes qué, Soe…” y entonces Soe lo mira y le toma la mano para que no se detenga y por fin suelte lo que tenga que soltar. Andresito siente su mano y al sentirla la adrenalina se le dispara y también se le dispara por fin ese inevitable y profundo “te quiero”.
miércoles, 6 de abril de 2016
Animal que galopa
El hombre es una telaraña de contradicciones, un conjunto de actitudes en tensión constante, un río que avanza y todo se lleva puesto, un animal que galopa en los campos de la indeterminación, una estrella que cayó y siente nostalgia por el cielo, un fantasma perdido en la realidad material, un monstruo que hace mucho dejó de asustar, un fracasado que persiste sólo por el anhelo al triunfo, un ser utópico, un soñador recurrente, un demente que escribe palabras locas porque no sabe escribir su destino.
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