martes, 23 de junio de 2015

El soñar, esa cosa rara.

El tiempo me deforma el pensamiento, un segundo que pasa y el pensamiento antes pensado se distorsiona y lo que antes fue una teoría sobre Dios es ahora un perro danzando sobre un gran hueso, festejando el fin de los días del hambre.
Imágenes que se van amontonando, personas que se transforman en otras personas, caras de gente conocida que adquieren caras de gente desconocida, me hablan con otras voces y a veces no pueden hablarme.
Algo terrible ha pasado en el sueño, porque uno de esos rostros desconocidos se aterroriza y sale disparado con las manos en el rostro. Yo estoy desorientado, no sé dónde estoy, no sé lo que sucede.
Me despierta el miedo de la confusión, me despierta el no saber qué pasa, mis ojos se abren y lo primero que veo es un haz de luz colándose por entre la puerta, partículas de polvo flotando en el aire, estornudo y sé, entonces, que ya estoy despierto.

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