viernes, 24 de agosto de 2012

El espectáculo del yo.


Necesito empalagarme de palabras para vomitar verdades. Verdades que se esconden, allí, en la oscura dimensión del dolor.
Hay veces que me canso de buscarme y otras que me entretengo en la búsqueda. Siempre tiendo a caer, y paradójicamente no me gusta mucho el mundo de a pie, me fascinan las nubes.
Quiero ser yo sin la necesidad de cambiar mucho, le tengo pereza al cambio, mi ser es rutinario, mi ser esta acostumbrado a mí. Y Creo que ese “no cambiar” me hace mal, me sofoca, estoy encerrado en eso.
De niño era un especie de soñador compulsivo, de imaginador adicto, desde entonces no he crecido mucho, casi nada. Se siente un poco incomodo ocupar un cuerpo adulto y permanecer infantil por dentro. Hay algo que no encaja o no quiere encajar.
Siempre fui esa sombra que intento billar en el sol, esas paginas de un libro que nadie leyó.
Me fascina demasiado el espectáculo del yo, la crisis de mí adentro, mi superficialidad mentirosa, mi cara que no dice mucho, mi cuerpo que nunca me habla, que nunca les habla.
Creo entender la complejidad del mundo, aunque entender lo fácil me cuesta mucho. Tengo esa visión de la vida abriéndose paso, siempre volando, no buscando un camino sino todos.
Tengo un gran problema con mi libertad: estoy atrapado en ella, necesito usarla porque tiendo a creer que día a día se desgasta .Y pienso que un lindo día se pudrirá y yo me pudriré junto a ella y mi soledad.
Por suerte las alas de mi almohada me mantienen flotando lejos de mi realidad. Y aunque yo se que eso me puede hacer mal, debo decir que me encanta sufrir esa enfermedad que llamo soñar. 

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