viernes, 3 de febrero de 2012

Reflexiones oníricas


Dos grandes ojos y la noche estática, una estrella murió, un deseo mas.
La razón todavía dibuja pensamientos pero de un instante a otro el sueño los borra.
Los sonidos suenan, las palabras dicen, el tiempo corre lento para aquel que vive la vida muy veloz.
El combustible, aquel polvo de hadas, aquella simple energía que se filtra por la piel.
La música vibra en mi sangre, se hacen notas mis células y me sumerjo en mi interior.
Veo los colores opacos y las escenas se suceden.
Estoy silbando extasiado una linda canción, me oigo y no entiendo el idioma.
Creo que ya he visto esto por alguna parte, es una imagen familiar.
Es el mismo sueño recurrente donde los aromas que despiden las nubes hipnotizan mis sentidos y puedo ver a través de las manos, puedo oler los colores de las frutas silvestres colgadas de un gran árbol.
¿Que debo ser, que debo hacer?  ¿Comer del fruto rojo? ¿Alimentarme de la prohibición?
¿Caer hacia mis abismos inconscientes que se abren paso entre las grietas de la razón o ser uno más que renuncia lamentándose más tarde de obedecer a la claridad, de ser esclavo de la luz, de morder y luego dejar caer un mar de lágrimas y culpar luego a la maldita moral, a la estúpida culpa que acecha en cada acción?  

1 comentario:

  1. Si la esencia de cada uno viniera en frasco de polvo de hadas, sería una de las cosas más caras para comprar. =)

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