Tantas palabras y ninguna contiene lo que siento.
No queda otra que hablar en el idioma del silencio.
Poemas aéreos de sentidos abstractos con fines exclusivamente musicales.
Flores de primaveras grises, oscuridades de melodías agradables.
Barquito solitario en el mar de peces fotocopiados.
Espejos que reflejan la forma verdadera, pero de maneras invisibles.
Luces y sombras, luces y sombras, luces y sombras, repetición rítmica existencial.
Caída, abismo y esperanza, caída, abismo y esperanza ciclo estúpido de ficciones mal contadas.
El cuento que me cuento nunca es el gran cuento, es una novela boba de bobos personajes.
Tantas palabras y ninguna contiene lo que siento, no queda otra que hablar en el idioma del silencio.
Burbujas de recuerdos tristes flotando en el vacío.
Melancolías irrumpiendo en el tedio.
Canciones cálidas poniendo a latir corazones congelados.
La energía y la vitalidad, la muerte y su empresa necesaria.
Las grandes palabras chocándose con la cruda realidad del sinsentido.
La música al servicio del silencio, cuerdas al aire, sonido expandiéndose hasta apagarse lentamente.
Las grandes razones chocándose con las pequeñas y formando una bola incomprensible.
La música, el silencio y el ritmo que se forma cuando decimos el vacío.
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