El Río

Mientras recorre la geografía de mis ojos, el rio me hace preguntas.

Su corriente es poética y filosófica.

Tratando de estar a su altura, yo contesto con mi silencio.

Cuando decimos el vacío

Tantas palabras y ninguna contiene lo que siento.

No queda otra que hablar en el idioma del silencio.

Poemas aéreos de sentidos abstractos con fines exclusivamente musicales.

Flores de primaveras grises, oscuridades de melodías agradables.

Barquito solitario en el mar de peces fotocopiados.

Espejos que reflejan la forma verdadera, pero de maneras invisibles.

Luces y sombras, luces y sombras, luces y sombras, repetición rítmica existencial.

Caída, abismo y esperanza, caída, abismo y esperanza ciclo estúpido de ficciones mal contadas.

El cuento que me cuento nunca es el gran cuento, es una novela boba de bobos personajes.

Tantas palabras y ninguna contiene lo que siento, no queda otra que hablar en el idioma del silencio.

Burbujas de recuerdos tristes flotando en el vacío.

Melancolías irrumpiendo en el tedio.

Canciones cálidas poniendo a latir corazones congelados.

La energía y la vitalidad, la muerte y su empresa necesaria.

Las grandes palabras chocándose con la cruda realidad del sinsentido.

La música al servicio del silencio, cuerdas al aire, sonido expandiéndose hasta apagarse lentamente.

Las grandes razones chocándose con las pequeñas y formando una bola incomprensible.

La música, el silencio y el ritmo que se forma cuando decimos el vacío.

Gigantes ideas gaseosas

La fuerza de una canción frágil con efectos suaves en un corazón tosco.

El amor del sol, un amor de estrella, que las plantas convierten en energía y alimento.

La estética del pan casero recién horneado, la hermosura de lo calentito.

Mosca y pelusa, avión y pajarito, mariposa y poesía, mecanismos en vuelo, cuerpos y cosas en la belleza del aire.

Palabras calladas y silencios ruidosos instituyendo armonías que no son de este mundo.

Cabeza en la tierra, ideas en Júpiter y Saturno, gigantes ideas gaseosas de mentes dispersas.

Pureza y combinación, causa y efecto, azar y destino, misterio.

Silencios sonoros, ruido blanco, ruido negro, toda la paleta musical.

Pequeños placeres fugaces violentando el habitual infierno cotidiano.

Melodías luminosas de canciones oscuras inventando universos musicales.

Sensación de urgencia y dinamismo provocada por una paz a contramano.

La poesía se rebela y se desvela y brotan de ella fenómenos nuevos de viejos usos.

Semilla de un fruto extraño, fotosíntesis en el alma, recuerdo primigenio de corazones arcaicos.

La estética del silencio estructurando murmullos y ecos de antaño.

Toda la fuerza de lo débil y lo blando para despertar sensibilidades lloronas y fuertes.

La esperanza de ver crecer el árbol

El poeta es un pequeño Dios.

Es decir: no copia, crea.

No dice "el árbol es verde como la esperanza" —dice algo que jamás se haya dicho, que no haya existido antes. Algo tan vivo como un árbol.

Vicente Huidobro

El vacío que se siente con el cuerpo, el peso del mundo en la espalda, todo el ruido de la existencia en el tímpano, la distancia del universo, de lado a lado, caminada con torpes pasos humanos.

Energía y materia oscura poniendo a funcionar la luz, la dinámica del silencio haciendo estallar galaxias, estrellas de fuego y frio, la física y la química dialogando mudas en el inmenso ruido de una mente omnipotente, la eternidad, el para siempre y el mientras tanto, el pasado, presente y porvenir, todo separado y junto al mismo tiempo en este embrollo de sentidos sinsentidos, de palabras bobas, de incoherencias jugando al orden.

¿Qué hay más allá del lenguaje y más acá del silencio? ¿Dónde busco las respuestas de preguntas que nunca hice? ¿Quién tiene la verdad más verdadera y la mentira más mentirosa? ¿Dónde está el punto de todo esto?

Grandes preguntas de grandes respuestas que añaden confusión y agrandan el misterio.

Somos un cumulo de latidos de estrellas en el corazón del cosmos, pero también una brisa imperceptible tratando de sumarse al huracán. Importantes e insignificantes, somos un ego necesario del cual el universo, sin embargo, podría prescindir.

El desorden que ordena el caos irrumpe con más vehemencia por las noches, es un espíritu de la sombra anhelando claridad, un ángel asustado que tembloroso nos trasmite las buenas nuevas.

Intento oír el tímido murmullo, descifro parte del mensaje y el resto se me pierde, busco entonces llenar el vacío con más vacío, el silencio con más silencio y me lleno de palabras que arrojo como quien arroja semillas con la esperanza de ver crecer el árbol.

Decir sin el decir

Expresar con palabras el vacío que se siente con el cuerpo.

Atravesar las capas del sinsentido para encontrarle un significado a las sombras.

Armar un sueño con restos de pesadillas y retazos de anhelos truncos.

Contar un cuento con personajes sin historia, carentes de un drama preciso y portadores de un aburrimiento insoportable.

Entrar para intentar salir, salir corriendo para entrar de nuevo, el ciclo estúpido del yo asustado.

Maneras distintas de decir lo mismo de lo mismo y morirme de mismidad.

¿Cómo se hace para hacer sin el hacer, cómo se dice sin el decir?

La quintaesencia del qué sé yo

Otra vez el bicho alado que sobrevuela incierto, una duda aérea buscando oxígeno y certezas.
Otra vez perdiéndome para encontrarme, otra vez oscuridad buscando luz, encontrando ceguera y niebla.
El universo vibra en otra vibra, yo estudio minucioso la cautela del misterio, yo también vibro en otra vibra y me pierdo en el abismo.
Otra vez soledades musicales torciendo el espacio tiempo, rompiendo los relojes, jugando a inventar un mundo rompiendo el mundo.
Otra vez conexiones desconectadas, reflexiones falopas de una eternidad efímera, otra vez la quintaesencia del qué sé yo.