Sintió el impacto de las palabras, lo aturdió el lenguaje.
Se olvido del aire acariciándole la cara.
Un verbo fue mas cálido que un sol primaveral.
Prefirió los cuentos bien contados, desechó la confusa realidad.
Se hundió en los argumentos, se adentró en los personajes, se ahogó en la ficción.
Quiso ser metáfora y sutileza, frasecita bien armada.
Quiso deslumbrar con su sombra y con su abismo.
Cometió el error de quedarse a vivir en los libros, el error que lo salvó.
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