Aplastar con el pie gigantesco de nuestro ego al humilde corazón atormentado, que las emociones brillen por su ausencia, que el amor esté tirado en un rincón y otras formas de la decadencia.
Dejarse estar es dejarse morir. Y morir es solo respirar. Tal vez es necesario oxigenar tu sangre con la furia de un amor, llenarse los pulmones de emociones, tener el hígado lleno de amigos.
¿Cuan difícil puede resultar ser un animal mas, dejarse llevar por el placer, desatarse de las cadenas de la civilización, escapar de la jaulita de la moral?
No hace falta hablar mucho, a veces las palabras se te salen por los ojos. Son miradas calladitas y punzantes. Ojos llenos de bronca acumulada.
En el discurso cotidiano de nuestro silencio hay sonando millones de recuerdos, nostalgias haciendo latir los días del presente.
Estornudando ilusiones se enferma el corazón. Pero, tal vez también sea el único remedio.
Cantando todos tus silencios se musicalizan tus vacíos. Vivir es algo mas que respirar y seguir patrones de conducta, vivir es que las emociones te atraviesen, que la experiencia de acariciar la aspereza de la vida te acorace el alma, que la efímera felicidad te acaricie justo cuando creías que todo estaba mal y que el mundo se desmoronaba a tus pies.
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