La violencia de tus labios, la violencia de tus besos.
Mi ser ahí, pequeñito, diminuto ante el cosmos de tu rostro.
Pequeños estallidos de silencio, tu mirada perfumada.
Grandes y esporádicas sonrisas llenan de colores la brisa.
La plaza nos esta mirando, hay en los arboles ojos que vigilan.
El pasto demasiado verde, casi irreal.
Insectos danzando narcóticamente alrededor de una flor amarilla.
El tiempo es lento, todo el entorno se vuelve armonía.
Niños jugando a ser adultos, las hamacas que insisten, los cuerpos ceden, se columpian.
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