Se me hizo noche el corazón.

La luna transporta imágenes tristes de personas desoladas.
Las estrellas le titilan al universo como queriendo transmitirle algo secreto que necesita ser develado.
Mis ojos están mudos, no hay expresión alguna en mi mirada.
Mis latidos lloran, mi sangre fluye melancólica por el serpenteante camino de mi cuerpo.
La melodía de un grillo se adueña de esta noche clara, ladridos lejanos de perros encadenados acompañan la sombría música nocturna.
No sé que pensar, no sé que recordar, se me hicieron nubes los pensamientos, se me evaporaron los recuerdos, se me hizo noche el corazón.

Estar cerca de mí.

En la era del porro cualquier boludo es rastaman.
En la era de la información nadie sabe cuando lloverá.
Necesito dejar de idolatrar el ego de mis sombras.
Necesito prenderle una vela a mi luz.
No veo el mundo con estos ojos, que feo ser ciego del alma.
No extraño mucho el pasado y no solo quiero pisarlo sino también enterrarlo.
Sin ser un Sex Pistols creo que no hay futuro.
Que fea esa sensación posmoderna de resignarse a todo.
En la era de las pantallas mi imagen esta pixelada.
Pero dicen que hay belleza en el musculito que late.
En la era del asombro ya nada me sorprende.
Quiero dejar de ser un fantasma, un espectro que ni siquiera asusta.
Quiero alejarme de todos y estar cerca de mí.

Tengo sed y no es de agua.

Buscar refugio en la oscuridad mas honda.
Vivir la noche narcotizado por un insomnio.
Soñar despierto como mecanismo de evadir realidades.
Salgo afuera, miro el cielo nocturno. La luna me mira con ojos ajenos, la luna esta cargada de nostalgias.
Vuelvo a mi jaulita de ladrillo y hormigón, me introduzco en el mundo de las anónimas identidades.
En twitter alguien teoriza, en una ingeniosa y simple frase, como funciona la mecánica del humor.
En Facebook una chica de ojos de sueño y piel de textura amorosa lo dice todo en una foto.
Deambulo en algunos blogs y concluyo que la poesía abunda pero se esconde. Aunque no sé todavía de qué o de quien.
Indago sobre la posibilidad de otras posibilidades y sobre lo posible de algunos imposibles.
Voy a la heladera por la inercia de mi biológica condición, mastico algo y sacio el hambre, tengo sed y no es de agua.

Caminar mis infiernos, soñar mis paraisos

En la oscuridad se puede ver lo que no te muestra el incandescente brillo.
En el silencio se pueden oír tus voces mudas.
Hay otro mundo que no se siente con la piel, donde no se mira con los ojos, donde le cantamos al silencio.

Una lágrima que sonríe, un beso que descubrió el refugio donde se esconde el alma.
La poesía te oxigena, la poesía te ahoga.
Alguien te ladra y vos temblas, un miedo enorme te atrapa.
Alguien encarcela una sonrisa, alguien le abre la jaula al pájaro.

En este cuerpo hay un esqueleto extranjero, hay un corazón asustado.
¿A quien le teme este manojo de casualidades, a quien le teme este mono horrendo?
La lucidez y el orden no es lo mío, me siento bien en el delirio y en el caos.
Un alma carroñera mastica mi carne y se nutren de mí mis fantasmas.

Quiero caminar mis infiernos y soñar mis paraísos.
No quiero que alguien perturbe la violencia de mi paz.
El fuego necesita consumirme, es necesario alimentar la combustión.
Con mis hermosos demonios y con los estúpidos ángeles llenos de putrefacta bondad.
Me voy, aun no sé cuando, pero sé que me voy.
Y esa es mi única certeza, es la de todos.