domingo, 30 de junio de 2013

Si no hay música nada hay, alma mía.

La noche esta quieta mientras el silencio se mueve contorneándose veloz por el amplio espacio de mi soledad.
Gente ciega de los oídos que no alcanza a ver la luz de la música.
Ojos que se niegan a ver la ceguera del mundo.
El reloj de pared siempre cantando lo mismo. La tele esta encendida, con volumen bajo, pero mis oídos están apagados.
Intento pasar el insomnio durmiendo mi pensar, pero se me aparece, inevitablemente, ella.
Vestida de sueños y llena de sonrisas. Repleta de colores empieza a sonar.

Dame guitarras eléctricas para la sed de mis tímpanos.
Dame ese algo etéreo, ese aroma a cielo, ese perfume a paraíso.

Rodeando el corazón me atrapa, abrazando a mis neuronas, bloqueando la cordura.
Siento miles de piececitos caminando mi piel, siento el sentir extasiado y puedo combinar mis sentidos.
La música es ese algo lejano y cercano al mismo tiempo, esa cosa intangible, indescriptible, esa ondulación invisible que se posa en el ser.
La voz se escapa, las palabras vuelan, se liberan, la canción es libertad.

Dame guitarras eléctricas para la sed de mis tímpanos.
Dame ese algo etéreo, ese aroma a cielo, ese perfume a paraíso.

Aunque todo el orden es caos los sonidos organizan el mundo.
Me gusta enredarme en las melodías y quedar atrapado en la red de los verbos.
Me fascina como se conjugan los ritmos del piano y los sonidos del saxo con los solos de guitarra, me hipnotiza.
Me convierto en brisa que viaja a quien sabe donde, me convierto en algo incorpóreo, pierdo la conciencia.
Por eso y por mucho más
Dame guitarras eléctricas para la sed de mis tímpanos.
Dame ese algo etéreo, ese aroma a cielo, ese perfume a paraíso.

miércoles, 19 de junio de 2013

Cotidiano y rutinario ser.

La cotidiana y rutinaria manera de sentirse apto para la nada.
Sentarse a leer prosa poética de Girondo, enamorarse de las palabras y los giros imprevistos del sentido de las frases.
Escuchar a Spinetta, flotar un rato, poner la pava para el mate, pensar en el pasado y estar de acuerdo con que mañana es mejor.
Tomarse todo con sosiego, con demasiado sosiego y llegar a la conclusión, luego de aburrirse del sosiego, de que es necesario arrojar una granada.
Sentir un poquito de frio y abrazar, desde la comodidad burguesa, la calidez de un calefactor.
Sentir calor en las ganas de empezar el día, despejar el corazón, dejarse de tormentas, vaciar las nubes de la mente y pensar en verde, darle espacio a la paz.
Mirarse las manos con asombro, ir al espejo y preguntarse como Sofía: ¿Quién soy? ¿De donde viene el mundo?...olvidarse al rato de esas preguntas, ejecutar -sin darse cuenta- las respuestas, ser parte de algo secreto, ser parte del misterioso plan del Yo.
Practicar toda la mañana el deporte de sentirse apto para la nada y cansarse, fastidiarse, incomodarse. Salir entonces del letargo existencial y aproximarse a la vida mas concreta: volar la calle, transitar el mundo de a pie, tropezar con rostros llenos de caras, atropellar la brisa helada con la nariz, llegar a la panadería y decir: “Hola…Me da medio kilo de pan! “



miércoles, 12 de junio de 2013

Sentir que por la piel te penetra la canción.

Saltar en una pata, sentir la vida entrando al corazón, sentir que por la piel te penetra la canción.
Sentir los oídos llenos de colores, saborear el aroma a vida, degustar un solo de saxo, sentir que por la piel te penetra la canción.
Palabras eróticas, verbos con música, letras excitadas, sobredosis de emoción, sentir que por la piel te penetra la canción.
Ganas de saltar, de llorar, de reír, de gritar, mezcla de sensaciones, latidos que aceleran, sentir que por la piel te penetra la canción.
Silencios que bailan, soledades felices, piel de gallina, piel que no te deja huir, sentir que por la piel te penetra la canción.
Caerse hacia otro universo, transitar el mundo de las brisas que suavizan el alma, acolchar el corazón y dormirse sobre él, soñar al ritmo de los latidos de la percusión y sentir que por la piel te penetra la canción.
Viajar placenteramente montado en la rigurosa y armoniosa melodía que se propaga por la voz de un ser cósmico, alado y con atributo de divinidad. Nacer de nuevo, morir sin darse cuenta y volver a nacer, cumplir el ciclo fugaz de la música y de los 5 minutos que dura la canción.
Sentirse como atrapado y liberado al mismo tiempo, sofocarse y sosegarse, congelarse en tu propio infierno, sentir la contradicción del corazón, sentir que por la piel siempre te penetra la canción.

domingo, 2 de junio de 2013

Escribir sin el por qué.

Mientras suenan soledades en forma de canciones el pedazo de carne que soy espanta silencios tarareando una canción.
Siento una nubosidad en mi pensar, esta lloviendo en alguna parte de mi.
Creo encontrarme en la música pero me pierdo en las melodías de guitarra.
Sueño que la veo cayendo en forma de granizo, sueño que soy música, sueño que ya no sueño.
En caóticas ondulaciones se mueve su pelo, tiene forma de brisa y su aroma es de tormenta.
Soy el que imagina todo el tiempo coloridas situaciones dantescas, creo en el apocalipsis y veo muertos por todas partes.
Estoy cansado por dentro y le tengo mucha pereza al afuera.
Creo en la creencia de no creer en nada más que en el corazón y su latir incansable, creo que mis venas serpenteantes siempre tienen sed y creo, ante todo, en el oxigeno de la poesía.
Dibujar y borrar, crear escenas donde uno se desenvuelve con personalidad de superhéroe, luego caer en la facilidad de decir “todo esta perdido”.
Intentar el juego aun desconociendo las reglas, escribir sin el por qué, volar sin tener las alas adecuadas, volar sin tener el destino planeado.