Infinitamente tu distancia me golpea… y con cada golpe despierta más silencio.
Con cada caricia, con cada mirada, con cada sonrisa, con
cada beso que no estoy dando mi amor se pudre.
Y cuando las cosas caen en el silencio y en la soledad mi
alma se encarcela, no tiene donde ir y también se pudre.
Y en ese constante pudrir de la vida mis sueños comienzan
a apestar, descomponiéndome, hundiéndome en la inmoralidad permanente.
Y entre tibias brisas de clima artificial mi naturalidad
se pierde y comienzo a ser otro.
Caigo en lo común y en la vacuidad de las cosas, ya no me
llena de palabras un libro, ya no me cantan las canciones, me aburre la
diversión y soy lo que no quiero ser: un ser lleno de vacíos, inundado de lágrimas,
acompañado de silencios y soledades.
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