Si me distancio de mi soledad comienzo a extrañarla muy
pronto, creo que soy adicto a su compañía, la necesito como el agua o como la
cerveza algún sábado.
Tengo la infantil ilusión de ser un niño por siempre, juego
con mis muchos planetas, me disfrazo de otros hombres y soy el mejor de mi
mundo.
Me aburre muchísimo mi presente y me cuesta demasiado
imaginar un futuro, sufro de adicción por mi pasado.
Me alimento de abstracciones porque la realidad ya no me
nutre, formo parte del silencio y de sus ecos, conspiro con mis sueños,
traicionamos la realidad.
Siempre estoy rodando en mi redondez y aunque quieran
cuadrar mi cabeza y estandarizar sus usos nunca dejare de alimentarla de sueños, ilusiones y locuras.
No esta en la ciencia de mi cosmos ser parte de este
mundo, siempre la filosofía de mi
espíritu fue no traicionar mis
reflexiones y no abandonar nunca la
locura de mis palabras.
No importa si esto no es un poema o si esta escrito para que
alguien lo lea, solo escribo porque a las palabras, a las mías, no les gusta la
oscuridad del interior y quieren salir y ser luz.
Un corazón es un mundo, un planeta que debemos cuidar,
alimentar y si es posible enamorar todos los días.
Es muy complejo el universo de mi existencia y muy fácil
criticar nuestra propia gigantez. Limitar, marcar la cancha no se puede, no con
tan vastos sentimientos apresados.
Si me voy de mi nunca regresare, me perderé mucho de mi
abundante naturaleza y estoy seguro la tristeza reinara.
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