Una anciana en la plaza mirando a los jóvenes pasar, su
tiempo esta lleno de paz y sus ojos son la vida.
Quiero imaginarme toda su vida y robarle sus silencios.
La gente se pasea alborotada sin percibir su poética figura.
Pero a mi la poesía me llama y como es de costumbre, lo
hace gritándome silencios.
Su arrugada y vieja piel es la cascara gastada que
envuelve los sueños que no pudieron ser.
Todo su esqueleto es la rebeldía de la vida y sus huesos débiles
aun no han llamado a la muerte.
Quisiera vivir su vida en un minuto y ver que se siente la
vida vivida de manera completa.
Quisiera decirle cuan profundo me ha llegado su ser lleno
de luz y como anhelo escribirle un poema, pero soy un joven con miedos de
juventud y acercarme no esta en mis planes, me conformo con sentir lo que sentí.
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