domingo, 26 de febrero de 2012

LA POESÍA DEL RíO


El río se cayó del cielo porque las estrellas dejaron de sostenerlo.
La luna se canso de ellas y se fue sin avisar a dormir a una gran nube blanca.
Yo estoy vacilando, mortificado por los bichitos que rozan mi piel helada.
Tengo mis días de verano contados y tropiezo con el sol cuando me pierdo en el cielo.
Bloqueo mi corazón para sentir el frio de la gente, busco y encuentro sin problemas manos cálidas que me tocan.
Un sueño de siesta fugaz tiene más acción que los caracoles en las piedras.
Respiro mas lento cerca de los arboles, el verde me tranquiliza, los arboles tienen paz.
Todo es poesía, hasta los troncos muertos que tocan el rio, los insectos de la tarde y los ruidos lejanos y débiles de un motor trabajando en lo profundo de la ciudad. 

jueves, 23 de febrero de 2012

Rodeado de tu luz


Buscare refugio en el aire que me llega de tus sueños,
Me escapare en los aromas que salen de la textura de tus labios,
Llenare de burbujas tus pensamientos, los soltare al pie de una montaña.
Y cuando ya te consuma del todo voy a perderme en la brisa.

Ya me disfrace de vos una vez y me camufle en tu acolchado corazón,
No te diste cuenta pues mi sangre es la tuya y tus venas siempre llegan a mí.
Me dormí como un niño bien alimentado,
me dormí dentro de tu cuerpo y no quiero salir de allí.

Estoy atrapado en tu incandescente ser,
Estoy rodeado de tu luz y soy esa pequeña sombra que te sigue a todas partes.
A veces me sofoca tu calor y sos el abrigo de mi alma,
Siempre lejos del frio, siempre cerca del corazón.

lunes, 13 de febrero de 2012

La canción del inconsciente


Ya no me silencian más aquellos ruidos.
Me ahogue en un desierto de emociones.
Pude ver más allá de mis ojos.
Mis oídos siempre imaginaron sonidos nuevos.
Aquel barco que navego y naufrago en alguna isla llevaba los fantasmas que durante mucho tiempo me asustaron.
Ya no dejare que ningún tormento ahuyente mi tranquilidad.
Ya no soy aquel al que se lo comían las bestias hechas de aire.
Voy a cantar eternamente la canción del inconsciente.
Dejare mi destino a la suerte del azar.
Cambiare las luces por lo que no puedo ver.
Cambiare la luz por la sombra.
Dejare de hablar si es necesario, gritare cuando algo muy profundo quiera salir de mí.
Me canse de la vida con sus reglas.
Me canse de la rutina del destino.
Voy a ser lo que tenga que ser y viajare rápido con mi corazón en la mano.

viernes, 3 de febrero de 2012

Reflexiones oníricas


Dos grandes ojos y la noche estática, una estrella murió, un deseo mas.
La razón todavía dibuja pensamientos pero de un instante a otro el sueño los borra.
Los sonidos suenan, las palabras dicen, el tiempo corre lento para aquel que vive la vida muy veloz.
El combustible, aquel polvo de hadas, aquella simple energía que se filtra por la piel.
La música vibra en mi sangre, se hacen notas mis células y me sumerjo en mi interior.
Veo los colores opacos y las escenas se suceden.
Estoy silbando extasiado una linda canción, me oigo y no entiendo el idioma.
Creo que ya he visto esto por alguna parte, es una imagen familiar.
Es el mismo sueño recurrente donde los aromas que despiden las nubes hipnotizan mis sentidos y puedo ver a través de las manos, puedo oler los colores de las frutas silvestres colgadas de un gran árbol.
¿Que debo ser, que debo hacer?  ¿Comer del fruto rojo? ¿Alimentarme de la prohibición?
¿Caer hacia mis abismos inconscientes que se abren paso entre las grietas de la razón o ser uno más que renuncia lamentándose más tarde de obedecer a la claridad, de ser esclavo de la luz, de morder y luego dejar caer un mar de lágrimas y culpar luego a la maldita moral, a la estúpida culpa que acecha en cada acción?