Me trabajó el ayer inevitable con su ejército de errores adolescentes.
Vino a mi mente una ruptura, después un fracaso y finalmente un sueñito que en aquel momento era el gran sueño.
Demasiados amores anhelados y ninguno concretado, un puro latir intenso de un corazón siempre con hambre.
¿Qué tanto hay de niño en este adulto falso? El espejo no da respuestas, el espejo solamente llora.
La realidad es una fantasía que nos contaron y que nosotros creímos cierta, vivimos en el ayer inevitable, habitamos un hoy imperfecto y soñamos con un mañana idiota en algún paraíso estúpido de algún dios tarado.