El pasado, montón de sueños locos impulsados por una energía joven.
El presente, las ruinas de aquellos sueños sobre un fondo de tormentas.
El futuro, siempre incertidumbre, manojo de dudas en manos frágiles.
Todo puede suceder en mi mundo de ficción mal escrito y mal leído.
Y es que aquella música interior ya no se deja escuchar, está tapada de ruido mental caótico.
Y es que todo tiende a un precipicio de negrura abstracta y a un algo lúgubre que lo arrastra.
La utopía, yo lo sabía, nunca sería, pero me movía con ella y respiraba, era otro musculo, era otro pulmón.
Sentí una brisa musical y me dejé llevar, creí que un día yo sería ese viento que arranca las cosas de raíz.
Me mentí todo lo que pude, me mentí hasta creerme verdad, pero el tiempo es sincero, te dice las cosas a la cara, te escupe, te voltea y te patea en el suelo.
