miércoles, 17 de abril de 2019

Idiota inmutable 2

Ahí estás, otra vez, tratando de encontrar las razones que te anclan a éste océano decadente.

Ahí estás, bobo por naturaleza, torpe en las acciones y habilidoso en el arte del estancamiento.

Ahí estás, idiota inmutable, anhelando cambiar el mundo, pero con el culo demasiado pegado en el sillón.

Ahí estas, buscando un paraíso tratando de negar tus infiernos, incendiándote con cada “¡No!” que sale de tu boca.

Y el calor del día te hunde más en tu sopor insoportable, como si la temperatura del planeta también te odiara, como si todo conspirase para la fatalidad que sos.

Y el ruido quejoso y electrónico de la heladera en mal funcionamiento y el blablabla del televisor de tubo con relatores de fútbol que todo lo saben y las ruedas de un auto aplastando las piedras de la calle de ripio y todo tan sincronizado, como si todo conspirase para la mediocridad.

Idiota inmutable

Tengo una soledad acostumbrada a la música y al callado placer de la lectura.

Tengo la manía de sentirme solo y aun así preferir estar casi siempre conmigo casi nunca con los demás.

Tengo quizá los mismos sueños que muchos, pero me aferro a mi individualidad y me cuesta demasiado cambiar el mundo.

Tengo inseguridades que me limitan y miedos que cada vez me asustan menos pero que igual me hacen temblar.

Tengo la respiración lenta, el accionar con retraso, la demasiada poca iniciativa que impide la normalidad.

Tengo el ego sentado en una nube y la autoestima enterrada, me siento único, inteligente, hermoso, pero observo todo desde mis ojos de lombriz arrastrándose.

Tengo incorporado cierto rechazo al cambio, me aterra perder mi estúpida cotidianidad.

Tengo éstas rutinas y las amo, no quiero otras, no me pinta cambiar, quiero ser siempre este idiota inmutable.