martes, 7 de enero de 2014

Sueños canabicos (o surrealistas) de un mono cósmico

De sueño en sueño, atravesando el universo de una almohada.
Olfateando los aromas de oníricas plantaciones violetas.
Trasladándome por medio de la levitación del alma.
Siendo brisa que inunda el aire con lentitud aérea.
Llegando al fondo de los miedos por medio de confusos personajes.
Allí, voy danzando narcóticamente por el paisaje de los sueños.
Allí, voy susurrando canciones que hablan de algún edén.
Estrellándome contra superficies castigadas por el color.
Llenando el universo con ilusiones de astro, con sueños de cósmicos placeres.
Allí, de pronto suenan las estruendosas campanadas y el ambiente se llena de un aire melancólico.
Allí, no hay razones para llorar pero sentimientos de todo tipo te habitan.
Quiero mimetizarme en los colores pero soy invisible, el espejo de gigantescas proporciones que permanece acostado hacia el oeste no me refleja.
Quiero eludir el fantasmal delirio de las melodías y su hipnotizante locura musical, pero soy parte de la canción.
De pronto, un manojo de proporciones descomunales de polvo cósmico se aglutina hasta no dar más de tanta masa.
Una explosión, que luego seres de inteligencia superior llamaran Big-bang, se produce en el corazón de la materia oscura.
Mucho átomo, mucha molécula, mucha reacción química…y de pronto el mono cósmico que piensa.
La inteligencia superior toma la posta, el mundo esta perdido.